“¡Ea, tú!
Comencemos por las Musas que a Zeus padre con himnos alegran su arrogante
corazón dentro del Olimpo, narrando al unísono el presente, el futuro y el
pasado”.
(Hesíodo, Teogonía)
Pasado, presente y futuro se unen entre los recodos de las
casas andalusíes del Museo Siyâsa de Cieza. Donde nueve musas
particulares van a tener, durante unos días, su templo, su museion. Para
la artista Miriam Martínez Abellán, la representación de estas deidades
ya nada tiene que ver con la imagen que forjaron los autores griegos, así que
los atributos de cada una difieren bastante de los papiros, cítaras, bolas
terráqueas y laureles de antaño, siendo sustituidos por elementos propios del
consumo doméstico actual: planchas, aspiradoras, ollas a presión o radio
casetes. En la intención de la autora, como uno puede deducir del irónico
título de la exposición, ya no está la imitación de los cánones de belleza
helenos, sino una nueva representación que persigue la sorpresa del espectador,
mezclando imágenes extraídas de contextos totalmente distintos. Todo ello con
el aire vintage que caracteriza retrospectivamente su obra y que se
desprende, en este caso, de la cuidadosa selección de recortes extraídos de revistas
europeas de los 60, en las que la ropa, los cortes de pelo y hasta la pose de
las modelos generan ese toque característico de una estética que se está
rescatando, cada vez más, en la actualidad. Estas imágenes ganan en plasticidad
con los tonos azules y dorados predominantes en los trazos de acrílico y
esmalte sintético, que salpican el fondo de los collages, en una suerte de
técnica mixta. Colores de alto octanaje simbólico, que nos traen a la mente la
idea de lo sagrado e inviolable, en relación con la figura femenina; pero
también el rojo sangre, que nos habla del vitalismo y la lucha, o el verde del
equilibrio y la esperanza futura. La mujer, centro de todas las creaciones
expuestas, ha pasado de ser fuente de inspiración a convertirse en actriz de su
propia existencia, las musas han descendido de las cumbres del Parnaso a la
cotidianeidad de la calle. Y es que las MUS.A.S que nos vamos a
encontrar en Siyasa son chicas anónimas, pertenecientes a una sociedad gregaria
y mecanizada, como se intuye por las series alfanuméricas que dan unidad a las
obras y semejan los códigos de barras de la modernidad neoliberal. Un homenaje,
por tanto, a la mujer actual y una crítica a la sociedad de consumo, que
pretende convertir nuestro potencial creativo en una pasividad puramente
mercantil. En este sentido, el planteamiento didáctico que sustenta la
exposición entraña una defensa de la necesidad educativa y social del arte y de
la cultura. Una urgencia, al observar cómo se pretende sustituir el desarrollo
de la libre inspiración de nuestros jóvenes, por una formación programada desde
el poder, para ocupar un rol predeterminado dentro de un sistema en el que la
creatividad cuenta menos que la productividad.
El espectador podrá ir descubriendo activamente las siete instalaciones
conceptuales de las que consta la exposición y el audiovisual collagexmiriam,
realizado por Alberto del Castillo (casifilms).
Texto: Fernando
Cuadrado